martes, 20 de noviembre de 2007

Kaka balon de oro

EL GALARDÓN AL MEJOR JUGADOR DEL AÑO YA TIENE DUEÑO OFICIOSO

Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho besaron el trofeo antes que él y, como ellos, Kaká lo logrará sin discusión.

Kaká celebra uno de sus goles con la camiseta del Milan

Kaká celebra uno de sus goles con la camiseta del Milan.

Nosotros no podemos fichar a un futbolista con ese nombre” dicen que dijo en 2002 Luciano Moggi; “es un buen jugador, pero en el Inter ya tenemos a Emre” se sonrió Massimo Moratti. Ambos acogieron con sorna la llegada de Kaká al Milan y hoy maldicen su miopía. El brasileño nunca llegó a convertirse en el heredero de Platini en la Vecchia Signora ni tampoco le quitó el puesto al bueno de Emre, hoy triste suplente del Newcastle, en en el club nerazzurro. Pero ahora, cinco años después, Kaká se apresta para ser proclamado mejor futbolista del Mundo. Pocos, casi nadie, pondrá esta vez en duda la justicia del galardón.

Un año antes, en 2001, Leonardo había jugado en el Sao Paulo y al descubrirlo llamó sin perder un minuto a Massimo Galliani; poco después Ariedo Braida (director deportivo del club) comenzó a seguirle. Y lo ataron en cuanto descubrieron que era un diamante en bruto.

Así se escribe la historia del fichaje de Kaká. Nueve millones de euros pagó el Milan por él y con el paso del tiempo se han mostrado como la mejor inversión rossonera en más de una década. Llegó siendo un desconocido y en un abrir y cerrar de ojos le quitó el puesto a Rivaldo, se convirtió en socio de Rui Costa, agrandó las cualidades de Shevchenko y conquistó el corazón de la hinchada, de sus compañeros y de los dirigentes.

Creció, de tal manera, que en apenas dos meses pasó de provocar risa a admiración. Y en dos años ya no se entendía una alineación del Inter o de Brasil sin él. Y ahora, a los 25, asciende a lo más alto. No podría ser de otra manera cuando en los últimos tiempos ha sido él la única luz en la oscuridad rossonera, cuando gracias a él llegó el Milan a la final de la Champions y con él lavó la cara en una temporada doméstica infame. Porque él, Kaká, ha mostrado estar un peldaño por encima del resto.

Tal es así que a semanas vista de la oficialidad del galardón nadie duda que el Balón de Oro será suyo. Ni la excelente progresión de Messi o el liderato de Cristiano Ronaldo les alcanza para hacerle sombra en unas votaciones que se adivinan claras y apabullantes en su favor.

Y, más aún, después de la controversia que levantó la concesión a Cannavaro el año pasado, proclamar a Kaká como su sucesor se puede interpretar como una reconciliación con el fútbol espectáculo.

“Hace tres años, cuando Sheva ganó el Balón de Oro me regaló un reloj; a ver si estás a la altura” le bromeó la semana pasada Carlo Ancelotti en un guiño que no hace más que confirmar que las apuestas le tienen no ya como gran favorito, sino podría decirse que como único y con total unanimidad.

Será (tras Ronaldo, que lo hizo en dos ocasiones, Rivaldo y Ronaldinho) el cuarto brasileño en ganar el premio. Y de la manera que ‘invita’ a verle no sería extraño que siendo su primer Balón de Oro no fuera el último.

1 comentario:

AguR dijo...

He oído hablar mucho de él, pero no sé si le he visto jugar alguna vez... ¿tan bueno es?

Agustín